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Las Gorges de l’Ardèche en autocaravana

Queremos compartir uno de nuestros últimos viajes en autocaravana por el Sur de Francia, concretamente por las Gorges de l’Ardèche, una serie de gargantas del río conocido localmente como el “Gran Cañón europeo”, ubicado en Ardèche y que forma un impresionante cañón de treinta kilómetros de largo que va desde Vallon Pont-d’Arc a Saint-Martin-d’Ardèche.

Sant Feliu de Codines – Béziers (287 km)

Hemos tenido muy buen camino hasta Narbonne, en algún momento ha llovido pero poca cosa y cuanto más al norte más despejado. Hacia las doce llegamos al Carrefour del Centro comercial, es un gustazo poder desplazarse sin mascarilla, incluso dentro del hipermercado. Compramos y almorzamos en el parking. Hoy es mi santo y no paro de recibir mails y llamadas, ilusiona ver que la gente se acuerda de ti (eso podría ser porque estás en la lista de su teléfono) y te lo recuerdan (eso es una elección por voluntad propia).

Nos desplazamos a Béziers, ciudad que tenemos intención de visitar, pero cuando llegamos al área resulta que está cerrada, en esos momentos un camión de limpieza está limpiando y uno de sus trabajadores nos dice que está cerrada porque estos días pasados se inundó, más tarde una señora a la que pregunto nos dirá que la ciudad ha estado en alerta naranja y que ha llovido muchísimo durante tres días.

Nos vamos a un parking al lado de la esclusa de Béziers, hay sitio de sobra y parece que estaremos bien, me gusta estar al lado del agua. Para llegar, pero, hemos hecho unas maniobras queriendo girar en una calle y hemos roto una de las patas hidráulicas, por suerte la hemos podido atar con unas bridas porque no podíamos circular arrastrándola. En fin, siempre pasa algo.

Bajamos moto y nos vamos de paseo, primero en moto por el centro nuevo y el centro histórico hasta la catedral que por cierto tiene un interior espectacular y la vista desde la terraza de su entrada principal abarca todo el campo que rodea la comarca. Luego aparcamos en la plaza del ayuntamiento y en la Oficina de Turismo que hay enfrente me dan un plano y me indican la zona peatonal. Nos vamos de paseo por las callejuelas.

Béziers es una ciudad muy francesa, con bonitas casas del XIX, enormes plazas y una bonita alameda. Tomamos un capuccino en una terracita y entramos en Galeries Lafayette donde Isidre se compra unos Levis aprovechando una oferta. Seguimos paseando aunque hoy la espalda de Isidre protesta. Unas vueltas más por la ciudad caminando y en moto y nos vamos de visita turística al “Pont Vieux”. El puente no tiene nada de extraordinario pero desde allí se contempla una muy bonita vista de la ciudad. A continuación las Esclusas de Fonserannes, a unos tres kilómetros del centro. Son nueve desniveles que superan los 21 metros en tan sólo 300 metros, ahora rodeados de un parque muy bien cuidado. La esclusa fue inaugurada en 1697.

Y ya anocheciendo nos retiramos a nuestra casita. Estamos en una zona por lo que vemos frecuentada por parejitas o grupos de jóvenes que están un rato charlando y luego se van.

Béziers – La Roque sur Ceze (203 km

Noche muy tranquila. Llueve un poco cuando nos despertamos pero nos da igual porque nos vamos más al norte. Llegamos a Lussan por carreteras encantadoras, incluso podemos comprar un pan buenísimo en un pueblecito del camino. Lussan es un pueblo completamente amurallado. Habitado desde tiempos prehistóricos, como lo demuestra el menhir de Lèque esta comarca se desarrolló desde la antigüedad aunque tuvo su auge principalmente en la Edad Media.

Bajamos la moto y recorremos todo el pueblo, a veces por calles por las que pasa justito la moto; las calles muy limpias y cuidadas, las fachadas de piedra sin moho ni humedades. Un restaurante está abierto y a través de las ventanas se ve bastante gente, además de que la calle está llena de coches aparcados. Nosotros nos vamos a comer a la auto, nuestro fricandó seguro que no tiene nada que envidiar a las delicias del restaurante.

Tras el almuerzo y siempre en moto, nos vamos a ver el menhir de Lèque que está, dice mi GPS a sólo 7km. No llegamos porque el último tramo es un camino sin asfaltar y con muchas piedras. Pero por el camino hemos visto dos aldeas encantadoras, en una un horno “comunal” con la explicación de que allí, desde la Revolución francesa, se cocía una vez por semana el pan y las pastas de la gente de la aldea. Por supuesto el horno ha sido restaurado pero me encanta imaginar cómo vivía la gente antes.

Seguimos por caminos hasta Les Concluses de Lussan, es un sitio muy especial y espectacular: unos paneles nos informan de que hace 15 millones de años, todo ese espacio era mar, luego se formaron sedimentos, hubo terremotos, se plegaron las tierras y se formaron, en millones de años, unas cavidades excavadas en la meseta por las que discurre el agua entre paredes verticales. En este caso las paredes son altísimas y el espectáculo merece la visita.

Regresamos a la auto y nos desplazamos hasta el área de La Roque-sur-Cèze sólo cuesta 11,5 € con electricidad pero hay que tener la tarjeta del club que vale 5€, o sea 16€, pero es bonita y muy tranquila y no estaremos solos hay otras tres autos. Volvemos a bajar moto y nos vamos de visita a La Roque-sur-Cèze, se trata de un pueblo colgado de una roca, por lo tanto empinadísimo y además sus pintorescas callejuelas están empedradas con piedras de río de regular tamaño, o sea que se las trae para caminar y peor para la moto; yo me bajo y prefiero hacer ejercicio, a Isidre le va muy bien la moto porque si no sería imposible para él llegar hasta lo alto, donde se encuentra el castillo.

El pueblo es de verdad muy bonito, no en vano está incluido entre los pueblos más bellos de Francia. Hoy somos bastantes los visitantes -es domingo- pero lo que nos sorprende es observar muchos nombres ingleses y alemanes en las puertas de las casas. El pueblo tiene vida: sale humo de algunas chimeneas, en la plaza unos niños jugando, un restaurante y una cafetería abiertos. Regresamos a la autocaravana y, paseando 1km (terreno llano) nos acercamos a las cascadas del Sautadet con sus impresionantes ollas gigantes en las que está prohibidísimo bañarse (señales de peligro por todas partes) porque ya han costado la vida a demasiada gente.

La Roque – Aiguèze (38 km)

Hemos dormido muy bien, tranquilidad total, hasta nos ha costado levantarnos. Tras el desayuno cargamos/vaciamos aguas y nos vamos paseando a l’Aven d’Orgnac. El paisaje es tranquilo y agradable, campos cultivados, muchos viñedos y bosques de robles, pueblecitos conservando el estilo de la región, siempre limpios y ordenados. Compramos pan y nos vamos a la “grotte” y la “Cité de la Prehistoire”.

La primera se visita con guía pero nos conformamos con ver las fotos en el exterior; entramos en la “Cité” (16,40 € los dos) y nos pasamos la mañana disfrutando del espléndido museo (está considerada como la mejor colección de prehistoria de Francia), muy bien organizado, explicado, con abundantes esquemas, dibujos, sonidos, pantallas visuales, reproducciones de animale, etc.

Aprendemos que nos encontramos en una zona (el norte de la región Gard y sur de Ardèche) que fue muy habitada desde el principio de los tiempos debido a varios factores: se trata de una zona de roca calcárea que con la erosión en el tiempo ha propiciado la formación de muchas grutas, cuevas y cavernas; además su tierra es muy fértil y por último los bosques de robles y fresnos proporcionan también un buen hábitat para la vida silvestre. Abundan los dólmenes y otros restos de civilizaciones prehistóricas.

Además de que el museo vale la pena, el entorno es ideal: parking para coches, autobuses y autocaravanas, amplio y llano, zona de parque infantil con tirolina incluida al lado de zona de picnic con WC. Almorzamos en la autocaravana y descansamos. Sale el sol ¡qué ilusión, tantos días sin verlo! En nuestro país sigue lloviendo y parece ser que va para días.

Seguimos ruta hacia Aigueze y Saint Martin d’Ardèche, dos pueblos medievales sólo separados por el río Ardèche. En la entrada de Aiguèze, a unos 500m se encuentra el parking donde nos instalamos; es un lugar muy agradable, arbolado, terreno llano y con hierba, como está ligeramente elevado tenemos la magnífica vista de los viñedos y el pueblo.

Bajamos moto para ir a Aiguèze y nos saltamos, una vez más, las señales de que sólo pueden circular los vecinos, pero es que Isidre no podría visitar estos pueblos sin la moto; vamos muy despacio y si nos cruzamos con gente siempre les damos prioridad de paso; cuando llegamos a una zona sin pendientes dejamos la moto; es lo que ocurre hoy, cuando llegamos al pueblecito ¡precioso! Aparcamos y caminamos sus callejuelas hasta el acantilado que da sobre el río.

A continuación, en moto (a 4km porque hay que dar una vuelta hasta encontrar el puente) vamos a Saint Martin d’Ardèche, pueblo de pescadores, tiene una arquitectura encantadora y muchos cafés con terrazas al aire libre pero hoy, supongo porque es lunes, todo está cerrado.

Como es pronto tras el paseo caminando y en moto por el pueblecito nos vamos a los otros pueblos cercanos: Saint Just y Point Saint Esprit, este último ya casi ciudad pero con poco interés. Acabamos la tarde en casita, muy contentos con el sitio elegido, por ahora el mejor del viaje. No estamos solos, estamos aquí cuatro autocaravanas, dos francesas, una holandesa y nosotros. Hace una noche estrellada que presagia buen tiempo.

GORGES DE L’ARDèCHE – Vallon-Pont-d’Arc (57 km)

¡Sol espléndido de buena mañana! Hacía días que no lo veíamos. Es una pena marcharse de este espléndido rincón pero hoy nos espera el verdadero motivo del viaje: les Gorges de l’Ardèche. Forman parte de un cañón de 35 kilómetros de largo. Las paredes calcáreas han sido excavadas por el río durante miles de años, formando un paisaje muy bonito que vamos contemplando en los diferentes miradores y balcones que hay por todo el recorrido.

Al principio la carretera serpentea, siguiendo el río, es la “Haute Corniche” y llegamos a una vertical de más de 300 metros sobre el río, luego descendemos y llegamos a la “foto” más espectacular y conocida: El Pont d’Arc. Se trata de un gran puente de roca formado naturalmente que se arquea sobre el extenso río Ardèche; el arco alcanza 34 metros sobre el nivel del agua y se extiende por una anchura de 60 metros. Tengo que reconocer que en la realidad impresiona más de lo esperado, sobre todo visto desde el oeste (la carretera) no, desde la explanada del otro lado.

Además de los miradores y balcones en el recorrido también se puede ir parando para visitar dos grutas: l’Aven Marzal, la grotte de la Madeleine. Llegamos a Vallon-Pont d’Arc y nos dirigimos al área pero no nos gusta, perdemos dos horas buscando un sitio pero todos los campings están cerrados, en uno de ellos pasamos apuros para salir por la estrechez del camino.

Al final a 1,7km del pueblo encuentro un espacio en el terreno de un hotelito, es un área privada que ofrece espacio sobre césped y luz por 15 € en temporada baja. No hay otros servicios. La propietaria es de origen español y habla nuestro idioma perfectamente. Nos cuenta que hace poco que han abierto este espacio y se queja de que no tiene clientes españoles, le decimos que por lo que ofrece nos parece un poco caro.

Es tardísimo así que almorzamos con mucha hambre, por suerte luego podemos aprovechar el sol para siestear un poco. Hacia las 16.00 h nos vamos al pueblo con la intención de visitarlo todo y pasar la tarde pero ahí llega nuestra gran decepción pues está todo cerrado: comercios, cafeterías, museo e iglesias, ni siquiera podemos ver los tapices de Aubusson que descubrieron en un rincón del viejo castillo cuando lo compró el ayuntamiento de la ciudad. Sólo encontramos una pastelería abierta y nos consolamos con un dulce. No tenemos más remedio que regresar a casita y aprovechar el jardín para acabar de pasar la tarde.

Vallon – Florac (120 km)

Hemos dormido muy bien, no hemos escuchado ningún ruido de coches a pesar de tener cerca una carretera. Hoy vuelve a lucir un sol espléndido, ¡qué bien! Tras el desayuno nos vamos hasta el pueblo de al lado para cargar GLP que se nos acabó ayer. Estamos tan vacíos que cargamos 21 litros (20 €). Hoy es un día de paseo por el Parque Nacional de Cevennes, atravesamos una meseta calcárea de bosques y garrigas. Pensamos parar y pasear por Villefort pero el pueblo no vale la pena así que seguimos. A mediodía paramos en un espacio amplio pero al borde de la carretera y seguimos hacia Florac. Nos sorprende el pueblecito de Le Pont de Montvert, el más bonito de los que hemos paseado hoy, además el paisaje a partir de este pueblo también mejora acompañado del río Tarn.

Antes de llegar a Florac, en un pueblecito que se llama Cocurès nos paramos a preguntar en la entrada de un camping si está abierto y si nos pueden dar agua. Nos dicen que agua sí, allí mismo pero el camping está cerrado aunque si queremos quedarnos podemos instalarnos donde queramos y enchufarnos a la luz que sí funciona. Aceptamos encantados porque el camping es amplio, con árboles y al borde del río. Intentamos acampar lo más cerca del agua posible pero la tierra está bastante húmeda por lo que corremos el peligro de quedarnos embarrados así que nos apartamos a un lugar más seguro, de todas formas dormiremos con el susurro del correr del agua.

Bajamos moto y nos vamos a Florac- Trois Rivières, aquí se juntan cuatro ríos por lo que se encuentra agua por todas partes, incluso alguna cascada (pequeña) en el mismo centro del pueblo, además el pueblo tiene unas callejuelas antiguas y arquitectura tradicional francesa, algunos pasajes abovedados y, a las afueras, un castillo. Paseamos y compramos pan y un “croissant aux amandes” delicioso, no hay mucha vida en el pueblo pero tampoco está todo tan cerrado como en Vallon.

En moto nos vamos a dar una vuelta por la comarca entrando en algunos pueblecitos, descubriendo puentes y castillos medievales. Regresamos a casita para una velada tranquila. Mañana más.

Florac – Cirque de Navacelles (129 km)

Nos dirigimos al Cirque de Navacelles,nos ofrece un paisaje estupendo y único. El cañón, cavado por el río Vis, ofrece una vista grandiosa. Las gargantas, muy encajadas, cortan las mesetas calcáreas de los pueblos Blandas y de Larzac sobre una altura de 300 metros. Más abajo, el río fluye en cascada cerca del pueblo de Navacelles, edificado a orillas de un meandro desecado desde hace 6.000 años. El circo de Navacelles está clasificado como Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco. Estamos muy felices de haber llegado hasta aquí, valía la pena, ha sido un muy buen fin de viaje. Guardamos moto, contemplamos de nuevo el Circo desde las alturas y nos retiramos a casita. Mañana regresaremos tranquilamente.

Cirque de Navacelles – Sant Feliu de Codines (126 km)

Hemos pasado una muy buena noche, este sitio es recomendable; teníamos dos vecinos más que llegaron ayer a última hora de la tarde y esta mañana los vemos salir de excursión con sus bicicletas. Nosotros desayunamos tranquilamente y regresamos a casa, a St Feliu de Codines. Trayecto sin problemas, final feliz.

resumen de gastos

En nuestro viaje en autocaravana por el sur de Francia hemos recorrido un total de 1.202 kilómetros a lo largo de una semana.

  • Gásoil: 125 €.
  • GLP: 21 €.
  • Áreas, campings y parkings: 46 €.

Créditos de las imágenes: María José Caldentey

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