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Ruta por el sur de Italia (II)

Continuamos con la segunda parte de nuestra ruta por el sur de Italia. En los últimos 15 días del viaje por el sur de Italia, recorremos lugares icónicos como Nápoles, Gallípolis, Lecce o Sestri Levante. ¡Un viaje en autocaravana de ensueño!

Etapa 12: Sta Severina – Bernalda- Metaponto

El paisaje hoy no era demasiado interesante, los pueblos feúchos y sin personalidad, los campos de olivos y también de naranjas y mandarinas; a ratos las S106 se convertía en autovía y se alejaba de los pueblos con lo que aún era más aburrido.

Hemos almorzado delante del mar y ha asomado el sol tímidamente, hemos buscado una marina para aparcar y bajar la moto y nos hemos ido a Bernalda aunque el tiempo ya no acompañaba.

Bernalda tiene un casco histórico muy antiguo pero mal conservado y ahora más parece un barrio marginal; allí, como ya va siendo habitual: un castillo aragonés y una iglesia bizantina.

Con la auto nos hemos acercado a Metaponto que tiene un yacimiento de una antigua ciudad griega pero ahora poca cosa se puede ver; pero de lo que más presume la ciudad es de que aquí vivió Pitágoras y aquí fundó una escuela. Hemos buscado un rincón en una tranquila calle de la urbanización que hay en Lido Metaponto que ahora está casi desierto.

Etapa 13: Metaponto – Matera

Llegamos a Matera y nos instalamos en el Camper Area de Matera, está a sólo 4 km del centro pero si no tienes vehículo para desplazarte el camping tiene un pequeño autobús y te lleva y recoge.

Matera es una ciudad muy especial que hay que ver; adosada a una colina tiene, en lo alto, una zona con palazzos, casas más o menos bonitas, iglesias y una catedral, pero en los barrancos se esconden una multitud de cuevas que se remontan al S.VIII a.C. (¡2.800 años!).

Se llaman sassi y estuvieron habitadas hasta que a finales de los años 50 del siglo pasado 15.000 familias fueron realojadas a la fuerza en viviendas nuevas protegidas. Ahora los sassi son la atracción turística de la ciudad y desde 1993 Patrimonio Mundial de la Unesco. Visitamos alguna casa (de 2 € a 3 € la entrada) y paseamos por todas las callejuelas posibles, también por la parte nueva donde en la Piazza Vittorio Veneto nos tomamos un capuccino y un cornetto de crema.

Etapa 14: Matera – Taranto – cerca de Gallípoli

Continuamos nuestra ruta sur de Italia por la nacional hemos llegado a Taranto y aparcado en un gran parking al inicio (o final, según se mire) del casco antiguo, la zona marinera de la ciudad.

Por el borde del mar hemos caminado a lo largo de todo el muelle de las barcas de pesca, delante alucinamos viendo los edificios de primera línea muy destrozados, alguno aguantado con estructuras exteriores de hierro.

Acabado el muelle se llega al punto donde se une la isla del casco antiguo con la parte nueva, he subido hasta el puente y allí estaba el gran castillo aragonés, este bastante imponente y muy bien conservado pues ahora lo ocupa la Marina militar italiana.

Nos quedamos en un parking delante del mar sólo frecuentado por parejas que van llegando en coche, están un ratito y se van. Hace una noche preciosa, estrellada. Es una suerte poder disfrutar de estos lugares tan bonitos sin la acumulación de gente que deben sufrir en verano.

Reggio Calabria

Etapa 15: Gallipolis y la costa al sur

Nos acercamos hasta el centro de Gallipoli (que en griego significa ciudad bonita) con la auto. En un parking amplio bajamos la moto y nos vamos al centro histórico que, como el de Taranto, está en una isla unida al continente por un amplio puente.

Pero este centro histórico es mucho más bonito, es antiguo pero no viejo, las casas (la mayoría) no están destrozadas, las callejuelas están empedradas y muchas de las casas tienen unas entradas enormes para el carro y las caballerizas, la catedral es bonita y está bien cuidada, precisamente están limpiando la fachada.

La ciudad nueva no tiene demasiado interés, la calle principal, no peatonal, aglutina los comercios y cafeterías no dedicadas al turismo como los del centro histórico.

Seguimos hacia el sur hasta que encontramos un encantador rincón en uno de los muchos pueblecitos de veraneo que tiene la costa, estos pueblecitos son, como los de ayer, sencillos, de casas bajitas y playas de arena finísima. Lo único malo son los baches de las calles en cuanto sales de la carretera principal.

Etapa 16: Por la costa Leuca, Tricase, Otranto

Tras el desayuno seguimos hacia al sur pegados a la costa, vamos atravesando pueblecitos, campos de olivos, almendros, pinos, chumberas y adelfas. La costa es accidentada pero llana con muchas calas con playa, hasta que llegamos a Santa María di Leuca que es el pueblo que está en la punta donde se juntan los dos mares: el Jónico y el Adriático.

A partir de este momento ya es la costa adriática y el paisaje cambia: grandes acantilados, zonas desarboladas y muchísimas piedras, tantas que casi todas las casas son de piedra y hay márgenes de piedra seca por todas partes, incluidos los de la carretera que sustituyen a los guardarraíles. Hace bastante viento.

Llegamos a Otranto casi a mediodía con la mala suerte de que la Catedral ya ha cerrado y no podremos ver la curiosa “Cappella mortiri”, con los restos de los 800 mártires que los turcos, en el 1.480, asesinaron por no querer convertirse al islam.

Aquí también hay un imponente «Castillo aragonese» con el escudo de Carlos V (I de España). Nos vamos al área escogida cerca de Lecce para poder visitarla mañana. El área está cerrada pero un cartel en la puerta dice que la abras y entres y eso hacemos. Nos encanta el sitio, tiene de todo y tranquilisimo, merece la pena.

Etapa 17: Lecce

Lecce es bonito, tiene muchos palazzos con unas fachadas elegantes y enormes entradas, pero lo más sorprendente es el anfiteatro romano que han encontrado bajo la plaza principal del centro histórico; han excavado y destapado una parte del mismo, no todo porque tendrían que derribar demasiados edificios y eliminar algunas calles.

También son interesantes las fachadas barrocas de sus iglesias, sobre todo la de la Santa Croce. No podía faltar un castillo con el escudo de Carlos V (I de Epaña) en la puerta, la entrada es gratis pero no nos apetece ver más castillos.

Tomamos un capuccino en la terraza de una cafetería de la plaza Sant Oronzo, frente al anfiteatro excavado  y de paso probamos el dulce típico de la zona, el “Paticciotto”, buenísimo, recién salido del horno y con abundante crema.

Paseamos por las callejuelas y a mediodía almorzamos en la Mamma Lupa recomendado en la guía y que nos ha encantado.

Etapa 18: Por la costa y Polignano a mare

Nos vamos por carreteras secundarias y algunos atajos que más parecen caminos de carro, siempre procurando ir pegados a la costa aunque en este tramo lo más cercano al mar es la autovía que no queremos coger porque es aburrido, al menos por las comarcales vamos atravesando caseríos, pueblecitos, campos cultivados y muchísimos olivares.

Llegamos a Polignano a mare y almorzamos sobre un acantilado mirando al mar, hace viento y está muy revuelto, con frecuentes olas que petan con rabia sobre las rocas. Luego buscamos un sitio mejor donde podamos pernoctar, nos quedamos a las puertas de un club náutico donde no molestamos.

El pueblo está ubicado en lo que fue la Vía Trajana, el camino que construyó el emperador Trajano para comunicar Brindisi con Roma. Entramos por Arco Marchesale que antiguamente era la única entrada al pueblo ya que este se encuentra sobre dos acantilados separados por una pequeña playa llamada Lama Monachile.

El casco antiguo es muy bonito, muy blanco y con unas vistas al mar espectaculares pero ahora está literalmente desierto, hay muchas cafeterías, restaurantes, heladerías, tiendas de recuerdos, todo cerrado.

Etapa 19: Polignano – Bari – Barletta

Nos vamos al casco antiguo de estrechisimas callejuelas y nos divertimos mucho recorriéndolo con la moto, porque aquí, como en Matera, las motos pueden circular.

Visitamos la iglesia de San Nicolás que alberga su tumba en una bonita y amplia cripta, en este momento con bastantes fieles rezando devotamente. Es muy curioso porque este santo es venerado tanto en la iglesia católica como en la ortodoxa, la copta ortodoxa y la anglicana; es patrono de Rusia, Grecia y Turquía. Además fuera del mundo cristiano, su figura ha dado origen al personaje de Sant Niklaus, o sea, Santa Claus o Papá Noel.

A mediodía regresamos a la auto para comer unos «linguine allo scoglio» (pasta con pescado de roca) buenísimos. Después nos vamos, por la costa, hasta Barletta, aquí hay un parking con servicios, se trata del Parcheggio Garage Coloseo .

Una vez instalados en el parking nos vamos con la moto a ver el «Coloso», una figura  romana de bronce de 5 metros de altura que es la más  grande que se conserva, además tiene una historia curiosa y es que los venecianos la robaron en Constantinopla pero el barco con el que se la llevaban naufragó y la figura llegó hasta la orilla de Barletta y aquí se ha quedado.

Etapa 20: Barletta – Nápoles

Un sol casi primaveral nos acompaña todo el camino, de mar a mar, del Adriático al Mediterráneo. Son sólo 200 km que por autopista se hacen rápido, además con muy poco tráfico. Terreno bastante llano con muchos olivos en la primera mitad del recorrido, luego van apareciendo las estribaciones de los Apeninos, que acabaremos atravesando, con los pueblecitos en las faldas de los montes y coronados casi siempre por un castillo.

Otra cosa curiosa es que absolutamente todas las autopistas y autovías y bastantes comarcales por las que hemos circulado están en obras, pero casi nunca vemos a nadie trabajando. Llegando a Nápoles aparece el tráfico y el caos, aunque nos perdemos logramos llegar a destino sanos y salvos.

Se trata del AgriCamping Vesubio, nos parece fantástico, los puestos son amplios y como hace muy buen tiempo saco mesa y sillas y almorzamos al sol una bullabesa muy buena.

Etapa 21: Ercolano – Nápoles

Vamos a visitar Nápoles con la moto y el camino ya es un espectáculo. Circulamos por una comarcal que no deja de ser una calle de más de 10 km que va desde Ercolano hasta el centro de la ciudad atravesando otros pueblos adosados.

Llegamos a la ciudad y nos dirigimos a la calle más comercial, que tiene unas galerías muy parecidas a las famosas de Milán. Nos vamos más al norte para pasear un poco por el casco antiguo y encontrar la pizzería donde, según mi guía, se come la mejor pizza de Nápoles, Pizzeria Gino Sorbillo en Via dei Tribunali 32.

Aparcamos en medio de cientos de motos más y nos vamos paseando muy tranquilamente pues pensamos que aún es pronto para el almuerzo. Estamos en Piazza Dante y es la zona de librerías de viejo y anticuarios con lo que el entretenimiento está asegurado.

Etapa 22: Ercolano – Sorrento

Llegamos a Sorrento a las 12 h y caminamos una buena hora por sus callejuelas, las recordábamos llenisimas de paseantes con todos los comercios abiertos; hoy da un poquito de pena porque no está vacío pero falta animación y los comercios de las callejuelas del barrio antiguo están cerrados.

Vamos a visitar las ruinas de Herculano, el pueblecito pesquero que quedó bajo 16 metros de barro con la erupción del Vesubio al mismo tiempo que sepultó Pompeya. Sólo hay excavada una pequeña parte porque encima se ha construido un nuevo pueblo que no es fácil derribar, pero lo que queda es bastante impresionante pues se ha conservado muy bien.

Esta vez no visitamos ni Pompeya ni ascendemos al cráter del Vesubio pues ya lo hicimos en nuestro anterior viaje a estas tierras.

Etapa 23: Nápoles

Regresamos a la ciudad para acabar de visitar las zonas que nos interesan, la primera la calle Spaccanápoli, que significa algo así como «rompe Nápoles» porque esta calle divide en dos partes el casco antiguo.

Es una calle estrecha, llena de comercios orientados sobre todo al turismo pero que puede dar una idea de lo que fue Nápoles en otra época; en parte por sus ahora deteriorados palacios, en parte porque aún conserva el estilo napolitano de casas y habitantes sin llegar a la dejadez, a la suciedad de algunas de las calles cercanas.

Entramos en la iglesia Gesú Nuovo, que realmente impresiona por todos los frescos que adornan sus paredes. Y nos vamos a otro mundo, al otro lado de la bahía parece que hemos cambiado no ya de ciudad sino del mundo: un paseo marítimo amplio, ni un papel por el suelo, edificios bonitos, pintados y sin ropa tendida, jardines bien arreglados.

En la punta norte un puerto deportivo, en la punta sur el Castel dell´Ovo y una zona en primera línea, peatonal, ocupada por terrazas llenas de napolitanos tomando el aperitivo.

Etapa 24: Sestri Levante

Nos levantamos prontito porque queríamos hacer el trayecto rápido y llegar a Fréjus a mediodía para disfrutar de la tarde paseando en moto.

Hacia las cuatro y media de la tarde llegamos a destino, el área no es tal sino un camping, pero está bien y no es caro, ofrece varios precios según el espacio, por un día que vamos a estar, cogemos el que más amplio y fácil nos parece (28€ con electricidad).

El camping tiene acceso directo a la playa y nos acercamos a verla, hoy ha hecho un día de sol impresionante y los problemas de la autopista nos han impedido disfrutarlo.

Etapa 25: Roquebrune – Vendres

Salimos con la moto y el viento helado corta la cara pero el paisaje es tan bonito que compensa. Contemplamos las pequeñas calas con playitas de arena fina, estamos en la Costa Azul y las rocas que salpican el paisaje en este golfo que tiene a Fréjus y Saint Raphael en un extremo y Sainte Maximie y Saint Tropez en el otro.

Llegamos al puerto de Fréjus y en su largo paseo hoy hay un mercadillo con paradas de todo: de comida preparada o en preparación porque al menos en dos puestos están cocinando una paella y en otro los típicos pollos asados. Paradas de verduras, de quesos, de panes, de pescados y mariscos.

Pero lo que de verdad nos gusta de este pueblo es que toda la zona de playa está edificada con gusto y calidad, edificios nuevos, modernos, bonitos. Y la zona de interior, el pueblo antiguo, es bonito, limpio, ordenado y con un estilo de casas típico francés en ningún momento roto por edificios que desentonen.

Tenemos que irnos, pero nos quedan ganas de más, creo que volveremos con más tiempo para disfrutarlo. Al día siguiente emprendemos la ruta de vuelta a casa sin contratiempos.

  • Un fin de un viaje muy agradable.
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