En Autostar Granada se han reído de mi

Uno habla bien de algo hasta que le empieza a ir mal y eso me ha pasado a mí con Autostar Granada, la empresa donde compré y guardo mi caravana. Hasta hoy siempre había dado buenas referencias de ellos, aunque recién comprada la caravana se negaran a aplicarme la garantía en una reparación. Pero lo de hoy ya ha colmado el vaso en el que mido la buena fe de la gente.

Antes del verano empezaron a montar una estructura metálica con el fin de techar una parte del parking y destinarlo a autocaravanas. Mi caravana estaba aparcada justo donde estaban haciendo las obras y por eso, antes y después de las vacaciones (obviamente en vacaciones les hemos dejado el sitio libre) nos hemos encontrado, en más de una ocasión, la caravana aparcada en un sitio distinto al que yo la había dejado.

Esta mañana (26 de septiembre) me llama la dueña del parking y me comunica que han terminado las obras y que tienen que cambiar mi caravana de sitio, para dejar ese espacio libre a las autocaravanas. Me pregunta que si lo hacen ellos o voy yo a cambiarla. La conversación que más o menos hemos mantenido es así:

– Pues mire ud, señora, como ya la han cambiado unas cuantas veces de sitio y no me han avisado, háganlo ustedes esta vez también.

– Ya, pero es que la caravana tiene un golpe en un lateral y por eso no queríamos tocarla hasta que usted la vea.

– Quéeeeeeeeeeeee?, que la caravana tiene un golpe?, y cómo le han dado el golpe?

– No, si nosotros no hemos sido, eso habrá sido usted. Ya le digo, cuando vemos que la caravana tiene un golpe no las tocamos para que no nos culpen de que hemos sido nosotros.

Ahí hemos estado atrancados un rato discutiendo quién le habría dado el golpe a la caravana. Ella me ha informado de que es una raja horizontal que ha traspasado el aluminio y, al final, le he dicho que no muevan la caravana, que iría el miércoles por la tarde para verla.

No he podido aguantar al miércoles y me he pedido la tarde en el trabajo. Me presento a las 16?30 h. y no están los dueños pero sí el hijo de ellos que me atiende. Cuando vamos a empezar a subir hacia la caravana, nos cruzamos con un hombre que lleva 4 tacos iguales que los que yo le pongo a las patas de la caravana y le dio al muchacho ¿no serán esos mis tacos?, subimos hasta la caravana que, curiosamente, está ya instalada en el nuevo sitio (3 plantas más arriba de donde yo la dejé), de entrada los tacos de madera de las patas han desaparecido así que le recuerdo que la persona que nos cruzamos antes los llevaba en la mano. Me enseña el golpe, efectivamente una raja horizontal de casi 10 cm., que ha traspasado el aluminio. Revisando el golpe con él, descubro que a unos 20 cm., del golpe y a la misma altura que éste, hay restos de pintura en la chapa de la caravana, del mismo color que los hierros de la estructura metálica que han puesto. Se lo enseño, él no sabe de dónde sale esa pintura y me dice que hable con sus padres, que ya habrán llegado.

Bajamos (el muchacho le pide los tacos al hombre que aún no se había ido y me los devuelve) y vuelvo a subir con el padre, le enseño la pintura del mismo color que los hierros que han puesto, le digo que han movido mi caravana un montón de veces sin comunicármelo (incluso hoy mismo), le digo que es una raja tan grave (porque por ahí entra humedad), que si la hubiera hecho yo, ya estaría sellada. Y él no se baja de la burra, me dice que eso lo he hecho yo y que no me habré dado cuenta, que suele pasar, que ellos tienen un seguro que les cubre todos los desperfectos que ocasionan, así que si lo hubieran hecho ellos ya habrían dado parte?

Así que la final he quedado como un auténtico gilipollas porque encima de todo les he encargado que lo arreglen pagándolo de mi bolsillo.

Os largo todo este rollo porque al menos me desahogo, ya que la impotencia me ha vencido hoy.