Después de dos años sin tocar la autocaravana. Como bien sabéis este fin de semana se inaguraron dos estaciones de servicio de autocaravanas, Ruth y yo salimos camino a casa, el domindo por la noche, porque el lunes teníamos un compromiso familiar.
Pues bien, decidimos tomar la ruta a Bilbao por Santander, todo bien hasta llegar a la autopista Santander Bilbao. Una vez allí mucha agua y viento. Pero lo peor vino a la altura del viaducto de Guriezo, bajando y sin apenas viento lateral, veo una cortina de aire y agua, por lo que decido reducir la velocidad y entrar muy despacito. Cual fue nuestra sorpresa que nada más entrar la fuerza del viento lateral se vuelve de unas proporciones inusuales y la autocaravana empieza a dar tumbos de una forma increíble, parecía una pluma. Para que os hagáis una pequeña idea Ruth cerro los ojos y empezó a rezar, a mi se me paso por la cabeza salir de la auto y dejarla allí, pero Ruth por su lado no podía salir, ya que si volcaba la auto se le echaría encima, aparte, Neko (el perro) se encontraba detrás, por lo que decidí meter la primera y salir, poco a poco, a paso de tortuga y aguantando los envites del viento. Ni que deciros que salimos y llamamos al 112 para dar aviso de la incidencia, para que nadie más se viera en esa desagradable situación.
Amigos si algún día veis una cortina de agua y viento no la paséis, parar en un costado, aunque sea autopista. Para ser sincero me daba por arrastrado y tirado del viaducto al vacío.
Después decidimos salir de la autopista e ir por la carretera vieja y así evitar los viaductos de Ontón y la playa de la Arena.
Espero que esto os sirva de experiencia, con que uno lo pase mal ya es suficiente
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