fbpx
InicioActualidadAtrapados en Marruecos en autocaravana

Atrapados en Marruecos en autocaravana

Hace solo unos días, los gerentes de Buena Ruta nos contaban su confinamiento desde Marruecos, y prometían explicarnos cómo fue el previo, cómo se enteraron del decreto de Estado de Alarma en España con un grupo de autocaravanistas realizando un viaje por Marruecos, y cómo consiguieron hacer que regresasen a España. Esta semana Carme Xicola nos relata cómo vivieron esos días:
«El miércoles 12 de marzo nos encontrábamos en Fez, cuidad imperial. Hacía varias semanas que teniamos muy malas noticias de España por culpa del coronavirus, que en breve iban a cerrar establecimientos no esenciales, prohibir la salida de casa, etc. (no hace falta que os recuerde más detalles…) y a Marruecos también empezaba a llegar la enfermedad.
Finalizaba nuestro viaje. Habíamos dejado para el final lo que creíamos más bonito: Meknes, Fez, Chefchaouen, pero el destino nos tenia preparada una mala jugada: a las ocho de la tarde nos avisaban de la naviera de que no sabían la hora, pero que se iban a cerrar las fronteras de Tanger Met y Ceuta, por lo que no podríamos regresar a España. Llamamos al consulado y… ¡sorpresa!, no sabían nada pero lo consultarían. Hablamos con un segundo empleado y tampoco sabía nada pero nos dijo que cuando supiese algo oficial nos informaría, y nos aconseja salir rápidamente hacia Ceuta, por si la noticia fuese cierta.
autocaravanas-hacia-frontera-ceuta
Minutos más tarde nos llamó el consulado, confirmando que a las doce de la noche se cerraban las fronteras. Era imposible llegar, estábamos a 470 km y la velocidad de una autocaravana, y en grupo, es muy inferior a la de un coche. Hicimos una reunión para informar al grupo del viaje y cuatro autocaravanistas decidieron que querían conducir parte de la noche (saldrían a las nueve y media del camping); con los que no querían conducir por la noche quedamos en salir antes de las ocho de la mañana del día siguiente.
A las siete y media de la mañana dejábamos el camping no sin antes haber recibido noticias del grupo que había salido por la noche: habían llegado a Tanger Met sobre las tres y media de la madrugada y habían encontrado cerrado el puerto, por lo que se dirigieron a Ceuta a ver si había suerte. La tuvieron, aun se podía atravesar la frontera y entraron en Ceuta, por lo que ya estaban en España (finalmente ese paso fronterizo se cerró a las seis de la madrugada) y tenía que haber barcos más pronto o más tarde… A las nueve de la mañana, finalmente, embarcaban rumbo a la Península.
autocaravanas-saliendo-marruecos
El segundo grupo en aquellos momentos estaba circulando y nos encontrábamos a unos  50 km de Rabat. Llegamos a la altura de Larache y empezamos a cruzarnos con algunas autocaravanas por la autopista que, continuamente, nos daban las luces y nos hacían señas por la ventana de que no continúasemos. ¡Qué mal cuerpo te ponen esos avisos!
A unos 15 km de Tánger hicimos una corta parada en un área de autopista para comer y esperar la llegada de un compañero que nos traía de Tánger unos documentos de una mascota que llevábamos. Llegaron los documentos y nos llamaron de la naviera diciendo que no sabían a qué hora pero, durante la tarde, abrirían la frontera de Ceuta. En ese mismo momento la Oficina de Turismo de Marruecos en Madrid nos comunicó la misma noticia (anteriormente nos habían pedido una relación de los viajeros del grupo) y nos preguntaban si podríamos llegar a la frontera por la tarde. No había problema, estábamos a menos de 60 km y salimos rápidamente. Aproximadamente dos kilómetros antes de la frontera encontramos un gran parking lleno de autocaravanas que nos hacían señas de que no continuásemos y entrásemos allí. No hicimos caso de las advertencias y seguimos. A un kilómetro la carretera estaba cortada y había tres o cuatro coches de policía. ¡Qué desolación, habíamos llegado tarde!
Les enseñamos los pasaportes, y al ver que éramos españoles quitaron las barreras y nos dejaron entrar. En principio era un buen presagio, a ver en la frontera…
Llegamos a la rotonda de entrada a la frontera y, nuevamente, carretera cortada y nuevo control, pero esta vez con al menos diez coches de policía. ¡Teníamos el corazón en un puño! Enseñamos pasaportes, documentación de cada vehículo y dijimos que éramos españoles, así que nos fueron abriendo la entrada a la frontera, y uno a uno fueron entrando. Nosotros (Jaime y yo, Carme) habíamos decidido quedarnos en Marruecos y dirigirnos al desierto, donde la soledad del mismo y la temperatura (pronto estaríamos a 30° 35°) serian nuestros compañeros.
En menos de media hora la primera de las cuatro autocaravanas estaba entrando en la frontera española, y así, una tras otra, entrarían en Ceuta (habían abierto la frontera solo para españoles). Llegaron al puerto de embarque y sobre las 19,15 horas embarcaron, llegaron a Algeciras y se unieron a los que habían atravesado esa mañana, celebrando el encuentro con una cena».
Carme y Jaime conducirían durante otros dos días en dirección al sur, al albergue Atlas du Sable, donde su amigo Ali el Cojo les esperaría en el desierto. Allí siguen por el momento.
artículos relacionados

DEJA TU COMENTARIO