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Razones para viajar en autocaravana o camper con niños

Porque para ellos es una experiencia novedosa y original de la que no se llegan a cansar, porque puedes planificar el destino en el último minuto o improvisar y cambiar de rumbo en cualquier momento, porque llenarás su mente de anécdotas y vivencias que contarán entusiasmados a sus amigos, porque se relacionarán con otras culturas, porque aprenderán palabras en otros idiomas…

Podríamos darte cientos de razones para viajar con niños en autocaravanas o camper, y seguro que coincides con nosotros, y ellos también, y así nos lo cuentan:

«Viajar en autocaravana es bastante mejor que ir en coche», nos dice la barcelonesa Paula Juvé, y Ona Checa insiste «¡me encanta viajar en autocaravana, aunque sea a la vuelta de la esquina!». «Desde que tenía solo un añito, viajo en autocaravana. Todos los veranos me voy de vacaciones por toda Europa con mi familia. Es mi forma favorita de viajar», añade Nahia Aguilar. En estos días de vacaciones escolares, con  el segundo trimestre ya terminado y con nuestros pequeños ya medio cansados, deseando buen tiempo y tiempo libre. ¿Qué tal premiarles con una salida viajera?

Preparando la salida

  • Tanto si es tu primer viaje en autocaravana en familia como si estás habituado, hacer el equipaje con los niños, dejarles implicarse, es una máxima que siempre triunfa. Seguramente querrán llevarse la bici, la tabla de surf, el monopatín o el peluche con el que siempre duermen… ¡en la autocaravana cabe todo! (y en el camper también, o eso piensan ellos….) Por eso, no está de más que elabores con ellos una lista de las cosas imprescindibles que deben llevar en cada salida y les concedas “una pequeña licencia” en función del espacio que tengáis.
  • Una vez que la autocaravana está cargada, toca ponerse en marcha. Te recordamos que los niños de estatura inferior a 1,35 m deben ir sentados en los asientos traseros del vehículo, siempre con el cinturón de seguridad abrochado o el sistema de retención infantil adecuado a su edad y estatura colocado en una de las plazas que estén homologadas con cinturón (es decir, no se puede viajar tumbado en la cama, por ejemplo). Así que déjales juegos, libros o ponles una peli porque por mucho que viajen en su «casita», no deben levantarse, ir al baño ni coger agua de la nevera mientras estáis circulando.

En marcha

Aunque sea un viaje de ocio, el trayecto, para un niño, puede resultar cansado. No está de más recordar algunos consejos clave a la hora de viajar con niños:

  • Elige bien la hora de salida y, si es un viaje largo, apuesta por viajar de noche o de madrudgada. Los pequeños irán parte del tiempo dormidos en su sillita y en la primera parada para desayunar ya tendremos un buen trecho recorrido.
  • Planifica bien la ruta antes de salir, evitarás equivocaciones y hacer más kilómetros de los que ya de por sí van a resultar pesados a los niños. Mapas, guías y GPS te serán de gran ayuda.
  • Haz paradas cada cierto tiempo, y cada una de ellas con un aliciente: un pic-nic; correr un poco; descansar unos minutos en un área con columpios…
  • Controla la temperatura interior del habitáculo: ni mucho calor ni frío, haz que los pequeños viajen cómodos.
  • Coloca en un lugar accesible todos los objetos que los niños puedan necesitar: peluches, tablet o juegos, o chupete si se trata de bebés.
  • Juega en familia: «veo veo», palabras encadenadas…  siguen divirtiendo a los pequeños y os harán pasar un buen rato a todos.

¿El destino importa?

Quizá pensemos que el destino no importa a los pequeños, que sólo quieren llegar y tener una piscina para darse un chapuzón u otros niños para compartir juegos en la tablet… pero todas esas vivencias que les estamos brindando se quedan en su retina de por vida.

«En 2012 mis abuelos me regalaron un viaje hasta París, la ciudad del amor. El trayecto presentaba largas y aburridas horas de carretera, ¡o eso es lo que pensaba yo!. La verdad es que tras solo unos minutos caí rendida ante la tentación del sueño, y bien acurrucada en la cama de mi abuelo de ese hotel con ruedas, dormí durante cinco horas. Al llegar a la capital francesa nos dirigimos al precioso camping que nos acogería durante nuestra estancia. Tras nuestras largas caminatas por París llegar a la autocaravana era todo un alivio. Se podría decir que dormir en la autocaravana es como dormir en tu propia casa y ese sentimiento no te lo pueden ofrecer ni los hoteles más lujosos, pero lo más importante es poder viajar por todo el mundo con tus seres queridos», relata Paula.

Ona recuerda con cariño el viaje del pasado verano: «fuimos al norte de Italia, al Lago di Garda, es un lugar muy especial para mi familia, ya que cada año pasamos unos días allí. El viaje es un poco largo, pero siempre encuentras alguna cosa que hacer como por ejemplo ver películas hasta que me quedo dormida, o jugar a contar matriculas de coches o cantar canciones o molestar a mamá… ¡todo es divertido!

Por el camino visitamos muchas ciudades diferentes y me gusta oir cómo habla la gente en diferentes idiomas, aunque no los entiendo… por eso no me gusta hacer amigos por el camino, ya que es un poco difícil poder jugar sin entendernos y, además, nunca los vuelvo a ver, y eso me pone triste».

Y Nahia concluye que «he viajado a muchos países: Dinamarca, Austria, Alemania, Holanda… pero un lugar que me queda pendiente de visitar es Noruega, porque mi papá ha estado allí y me ha contado cosas alucinantes, además he visto reportajes y me parece que va a ser un lugar precioso. Nieva un montón y ademas me gustaría llegar al norte del país. Me encantaría disfrutar de la naturaleza y de las maravillosas vistas de los fiordos. ¡Espero que algún día pueda ir!»

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